Atardeciendo, tienes 3 horas de luz por delante y decides acercarte al río. Nada más llegar miras la poza de los tontos y, como no, ves cebas por aquí y por allá. Te dices a ti mismo que esto es maravilloso. Sin más preámbulos vas al coche a cambiarte. Ves aparcado al lado el de un buen amigos. Llamada rápida y reagrupamiento para pescar un rato juntos. Martín me dice que ya lleva un buen puñado de peces. Esto promete.
Vamos directo a dónde sé que hay algunos peces especiales. Martín toca uno, de escasa talla, pero buen luchador. Visto el panorama nos decantamos en ir a la zona con más densidad de peces, que al fin y al cabo estamos para sacar peces ;-). Y es así como pez tras pez uno espera ese momento mágico.
Y llega el sereno… Eclosión importante de tricópteros, aunque entre ellos veo otros insectos. No los identifico ante la poca luz y, seamos claros, porqué la actividad frenética de los peces me decanta por la pesca activa. La verdad es que este año llevo algunos serenos moviditos, toda una alegría.