En este momento estás viendo Pescando entre recuerdos

Pescando entre recuerdos

  • Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Relatos
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios

Algo va mal viejo amigo. El camino está muy movido, muy movido.

CENTRAL  1 SERRA 001 (5) (Copiar)
Una barrea que secuestra el río

Creo que a mi viejo Citroën le paso lo mismo. A diferencia de las otras veces no debía sufrir por sus rótulas, amortiguadores. Aquella pista estaba más abierta, muy pisada, demasiado llana… Un escalofrío me entro por la espalada a la par que a mi viejo amigo le bajaron las revoluciones. Me temí lo peor y por desgracia acerté. Llegue y vi las excavadoras. Los primeros pasos para el encofrado, el agua enlodada por el trajín de la maquinaria. Y sobretodo, escuche el ruido, un infernal ruido de motores y gritos que apagaban el sonido de mi coche y me martilleaba la cabeza. La visión dantesca me paralizó. Solo un grito, más bien un vozarrón que soltaba un «¡¡haga el favor de irse de aquí!!» más unos aspavientos con los brazos me devolvió a la realidad. No, no era una pesadilla, era la cruda realidad ¡¡estaban violando mi santuario!!. Los rasguños al cauce los sentía en mi propia piel. Incluso había desaparecido la vieja encina que protegía del sol a mi amigo mientras yo me alejaba de él para ir de pesca. No quería ver ese horrible espectáculo pero estaba ahí, delante mío, paralizando mis sentidos.

Desgraciadamente, el empeño, esfuerzo y horas dedicadas por los amigos no consiguieron paralizar esa obra. Una central hidroeléctrica, una más que iba a diezmar varios kilómetros de río. Ese día todavía tuve el valor de ponerme el traje de campaña, de enarbolar mi tizona y de pasear no sin cierto nerviosismo por los escombros que esos individuos estaban generando. Recuerdo perfectamente pasar por delante de la excavadora, despacio, lanzando miradas de odio, de un odio profundo a todo esos seres que me miraba. Una imagen quijotesca pensará alguno.

El señor del vozarrón volvió a las andadas y me soltó no sé que improperio. Ni caso, seguí mi camino hasta hundir mis botas en el agua. No pesqué nada, absolutamente nada. La verdad es que no soy consciente de que lanzara ni una sola varada con ganas. Al cabo de un rato, pasada la fase calor-tristeza-pesadumbre, retomé el camino hacía el coche con la esperanza de que todavía se pudiese hacer algo. De vuelta, mi viejo amigo y yo no nos pusimos nuestras canciones, no podíamos mediar palabra. Deep Purple, Jethro Tull, Pink Floyd no iban a salir de la guantera, quizás para ese momento solo hubiera puesto a The Doors, con su tema, this is the end, pero ni eso. Mientras recorríamos el camino pasaron los recuerdos de los amigos que nos habíamos tropezado en varias ocasiones. Perdices, conejos, zorros y la liebre, esa liebre a la que ya le dediqué unas líneas en otro relato. Cada curva, cada repecho tiene su anécdota. Desgraciadamente ya no se podía hacer nada. Nuestras alegaciones se desoyeron, se otorgó permiso para esa obra.

IMG_3400
Rincones que se salvaron gracias al empeño de algunos

Dicen que «no hay mal que por bien no venga». Ese día disparó mi necesidad de hacer más por ese río y por todos aquellos que estaban siendo secuestrados. Pasé del «que alguien haga algo» al «voy a hacer algo». Pero para hacer algo necesitas de alguien que te responda varias preguntas, eso lo encontré en la «Asociación»
Hace unos días tuve el valor de volver a ese río. Objetivo, un tramo encajado dentro de un cañón de enorme belleza. De una solitud sobrecogedora. Si mi viejo Citroën estuviera conmigo estoy seguro que se hubiera resistido a pasar por la pista, demasiados recuerdos le hubieran envuelto. Los últimos 100 metros fueron especiales. La apertura del camino, más ostentosa, dio paso a la visión, a la horrible visión del cemento. Al parar noté lo peor que un pescador puede esperar, el río no cantaba. Me asomé al azud. La presa que almacena el agua enmudece el río. Solo deja un hilo, insuficiente para que pueda arrancar algún sonido. Mi indignación llego cuando vi un banco de madera al lado de la presa y unos letreros informando sobre la fauna de la zona y que ahora, de ahí para arriba está protegido. En demasiadas ocasiones es terriblemente fácil comprar la imagen de «empresa responsable» o la de «limpiar conciencias de algunos representantes de la Administración».
Y una vez más procedí con el protocolo. Traje de luces y a buscar un sendero que me permitiera descender al cauce, no sin antes soltar alguna peste al ver que en la fotografía de fauna, el único ser fuera de contexto ¡¡era una trucha!! como no, la cual estaba fotografiada encima de unas piedras ¿tan difícil era insertar una fotografía del pez en su medio? y más ¡¡cuando estamos en una zona de pesca sin muerte!!… disculpar lectores si se me nota que tengo la carótida ciertamente hinchada.

IMG_3405
Seguiremos gozando de lugares mágicos

De la jornada o mejor dicho de las horas que pasé, poco más puedo decir. Salieron algunas, más bien pocas y de tamaño escaso. Resultado lejano a esas jornadas gloriosas donde en ese mismo sitio podías tocar escama a un buen número de ellas. Eso sí, pude vadear tranquilamente, sentarme en varios de los rincones especiales que tiene este río, recordar viejos tiempos, la verdad, no tan lejanos. De vuelta, reafirmé mi compromiso con éste y todos aquellos ríos que son maltratados con argumentos simplistas y argucias administrativas.

En este río pudimos paralizar otras tres centrales. Una iba justo dónde pase esas horas. Imaginar las fotos que adjunto sin agua, que hubiera sido la consecuencia de su construcción, bueno, más abrir una pista forestal, realizar tendidos eléctricos…

Va por vosotros, por todos y cada uno de los que invierten tiempo para que nuestros ríos   sigan siendo ríos, para que sigan cantando canciones.

Comparte en tus redes sociales:

Ferran

Desde pequeño he estado vinculado al río. No puedo pasar por un curso de agua sin detenerme. Escuchar el rumor de sus aguas, ver y sentir la fauna. Son muchas las sensaciones de las cuales no puedo prescindir. Con este blog busco compartir estas dos facetas. Por un lado, mi compromiso por el bienestar de los ríos. Por otro, trasladaros informaciones útiles que puedan aportaros algo interesante para practicar la pesca sin muerte o sencillamente para acercaros a dar un paseo agradable. Ferran

Deja una respuesta