Las truchas de alta montaña ¿Comen cualquier mosca?. En la última salida al pirineo aragonés pude conversas con Alfonso García sobre varios temas de pesca. Uno de ellos fue sobre las moscas que utilizamos en esas aguas, la selectividad de las truchas y otros aspectos relacionados. Esos días de pesca nos regalaron muy buenos momentos para observar y por así decirlo, certificar, los distintos comportamientos de las truchas.
La pesca en aguas de alta montaña se suele realizar con peces salvajes. En algunos casos, aparte de ser salvajes, o sea, simplificando, nacidas en el río, podremos tener delante truchas que son descendientes de congéneres con potentes cargas genéticas acumuladas por cientos o miles de años. Peces que se han adaptado a un medio hostil para el hombre, pero que para ellas es simplemente su medio natural. Peces con un alto grado de alerta que no dudarán, aunque no lo percibáis, en salir aguas arriba o abajo al menor síntoma de peligro, dando al traste a numerosas posibles capturas.
Obviamente no es lo mismo pescar a principios de temporada, con caudales generosos, que a finales de temporada con aguas bajas y a veces badinas que parecen espejos. Ni es lo mismo pescar en zona de grandes bolos que en corrientes más lentas o balsas. Es por este motivo que debemos ser muy conscientes de qué escenario estamos pescando, y no hablo de un río concreto, sino de las diversas secciones del tramo que vamos a recorrer.
A principios de temporada la pesca es más «fácil» claro está, si compartimos que fácil es lanzar nuestras artificiales sobre peces que no han visto engaño alguno en meses. Peces que tendrán posturas distintas al verano, encontrando éstas más fácilmente en zonas someras, con caudales moderados. Peces que si pescamos de punta, típica pesca en zona de mucha piedra, subirán a moscas tipo atractoras o moscas con derivas más o menos acertadas, vamos, permitiendo errores en la presentación.
A medida que avanza la temporada la cosa cambia. El caudal va mermando. La profundidad real de los ríos baja de forma notoria que, junto a la gran transparencia de las aguas, permitirá a nuestras amigas vernos a varios metros de distancia. Momento en el cual deberemos ser mucho más cautos en todos los sentidos; aproximaciones sigilosas por supuesto, pero habrá que hacer más cosas. Una mejor presentación de nuestras moscas en el agua será vital. Habrá que trabajar para que nuestras derivas sean lo más naturales posibles y que duren el máximo de segundos (las moscas pescan mientras están en el agua). En cuanto a las moscas ahora tocará, más que otros momentos de la temporada, afinar con el tamaño, vida de la mosca y color. De no ser así podremos ver cantidad de rechazos o, sencillamente, constatar que a los peces les importa un bledo lo que están viendo en la película del agua.
No cuidar estos detalles nos deparará un pírrico resultado pesquil. Sí, no hace falta que me digáis que lo hermoso es estar en el río, pero amigos, si además tocamos escama como que mejor ¿no?.
Como decía al inicio, estos días debatiendo sobre la cuestión pudimos, una vez más, certificar que las truchas en alta montaña no siempre comen cualquier mosca y que les alerta los dragados.
Qué os parece si debatimos esta cuestión. Me encantaría ver opiniones de pescadores a mosca experimentados. Una forma de ser generosos a nuevas generaciones de pescadores que nos lean y que desean pescar esas aguas con mayores posibilidades.