Este domingo he realizado los últimos lances de la temporada 2014 en mi querido y amado Pirineo oscense. En esta ocasión no ha sido una salida en plan lobo solitario, una de esas escaramuzas para perderse uno mismo. En esta ocasión me acompañaba Pere Barberá, un nuevo amigo, aunque parece que nos conocemos de toda la vida. A él le hacía mucha ilusión pescar el río Estós y a mí me hacía todavía más ilusión enseñarle todo lo que sé de esa zona. Además, no era cuestión de desaprovechar una salida para otros temas, estar por ahí y no blandir la caña al viento, eso sería imperdonable e incluso molestaría a los Trolls que habitan el valle.
Llegamos el sábado por la noche (al menos no tocaría madrugar). Nuestro hogar iba a ser La Casa del Río, nuestro anfitrión Chema. Fue llegar e ir a cenar a Benasque. Como os podéis imaginar la conversación fue sobre física cuántica, los efectos de las explosiones solares y temas de esa profundidad. Finalmente y tras un sesudo debate, no sin antes tomar un menta poleo y similar, decidimos tomar camino al hotel para medir la comodidad de la cama. Puedo asegurar que el test de calidad no se pudo llevar a cabo ya que quedamos fritos, incluyendo las neuronas que pasaron al modo stand-by.
Por la mañana y antes de desayunar mirada al monte. Nuestra habitación orientada hacía el Turbón, magnifica mole de montaña. Y mecagüentoloquesemenea, cuando vi la nube que lo coronaba le dije a Pere, va a llover, palabrita de Tito Ferran. ya lo dice el dicho «niebla en la montaña, montañero a la cabaña».
Chema nos tenía preparado el desayuno – como se agradece – así que nos pusimos presto a ello con la sana intención de acomodar unas calorías para afrontar la sesión de SPA-FLY FISHING. Nos dirigimos rumbo al objetivo, el río Estós. Nada más llegar y ya cambiados de «Súper-fashion piscatores» empezamos a notar las gotas de la lluvia. Yo cambié automáticamente el chaleco por el chubasquero, y de paso me armé con el forro polar ya que la temperatura decidió bajar. Pere también ajustó su chubasquero, coñe, igual que el mío, si encima íbamos de conjunto. Al más puro estilo Tip y Coll empezamos a remontar el sendero. Fue empezar a andar, empezar a sudar, típico binomio de la alta montaña. No he dejado litros de sudor por estos caminos. Los duendes del valle, que ya me conocen, decidieron dejarnos un rato sin lluvia, eso sí, manteniendo el día cerrado, gracias amables duendecillos, yo también os quiero…
Visto lo visto, o sea, lluvia y que el tiempo no nos daría mucho juego, decidí pescar el tramo medio. Encontramos un río bajo, pescable pero puñetero. Es la vez que he encontrado el río más pescable. El Estós es un río muy tardío ya que está encajonado entre cumbre de tres mil metros, su caudal es abundante la mayor parte del año. Con un río así, no es fácil posar la mosca seca sin que te drague, y esas truchas a estas alturas no están para tonterías.
Una vez armada la caña realicé el primer lance y touché, la primera, pequeña pero juguetona. Segundo lance y otra. No estaba mal la cosa. Pere no quiso ser menos y procedió del mismo modo. Fueron subiendo truchas de pequeño porte aunque alguna de talla más interesante se dejó asomar. No es fácil pescar con poco caudal, entre grandes bloques y rodeado de mil corrientes. Pere, todo un maestro en estas lides del lance me hizo una demostración de posadas bonitas, algunas casi inverosímiles, las cuales consiguieron levantar varias truchas.
Salieron con distintos montajes. No hubo un triunfador. Sacamos a Hormigas , trico, efémeras pequeñas, ninfa e incluso con saltamontes. Realmente no estaban a nada en concreto, lo que nos hizo tangibilizar que muy puestas no estaban y no sería por eclosiones. Pero no era el día, así que casi de sopetón decidieron que ya era hora de apagar velas. Casi al momento de decir a Pere «vamos tirando que esto está todo cocinado y va a llover» para empezar a caer una leve lluvia de ese cielo gris
Fue un autentico día de pesca. Buen feeling, risas, bromas, muy buena onda como se suele decir. Estoy muy contento de ser el primero de haber presentado el Estós a Pere.
En fin, finiquitada mi temporada por tierras pirenaicas aragonesas. Ahora empezaremos como cada año, con esos fantásticos colores del otoño. Pronto empezaran a caer los copos de nieve y con ellos se activaran nuestras amigas con la finalidad de perpetuar la especie. Espero y deseo que tengan un buen invierno y un más apacible deshielo, que llevan dos años de un intenso, casi diría, brutal caudal.
Nos vemos el próximo año.
Un saludo y buena pesca,
Autor: Ferran Llargués