Cuando empecé hace años con esto de la pesca con sedal pesado (pesca a mosca) no podía pensar, ni de lejos, lo apasionante que serian mis siguientes años de pesca. Lectura, observación, campeo, recolección, fotografía, mesa de montaje, pesca, sencillamente ¡¡ brutal !!.
Mi primera trucha a mosca la pesque con una efémera marrón. Fue un mes de marzo de hace un buen puñado de años. Durante un tiempo me limite a intentar mantener y posar ese endiablado sedal y esa mosca caprichosa que de forma casi monótona habitaba en la punta de mi bajo de línea. Fue pasando el tiempo. Poco a poco iba aumentando mi caja de moscas, básicamente con efémeras y algún tricóptero, pero siempre buscando la pesca puramente en superficie, a “seca”. La pesca a ninfa u en otro estadio no formaba parte de mi pesca en ese momento.
Como todo en la vida uno reacciona de una u otra forma ante los fracasos. Llego una típica salida de pesca en la cual parece que los astros se alinean para que todo salga mal. Ese día la seca me daba de tanto en tanto alguna satisfacción. No obstante, veía como las truchas tomaban con cierta asiduidad moscas justo debajo de la película del agua.
Fue un buen rato, un atardecer en un bonito río a pié de la alta montaña. Fue la primera vez que recolecte algunos insectos (cuatro ejemplares) para mirar de discernir que eran y sobretodo como podía imitarlos. A priori de los cuatro, tres los veía más o menos como siempre, excepto uno que salió por decirlo de algún modo “empaquetado”.
Ese día todavía pesque algunas con seca pero algo no funcionaba. Si pusiéramos un símil futbolístico llegue a portería 20 veces pero marre 18 disparos. Rechaces, anticipaciones, de todo un poco pero ellas seguían ahí, con su banquete.
La pesca a mosca se diferencia de otras modalidades – si es que uno quiere evolucionar- en la necesidad de estudiar con más detenimiento lo que ocurre en el río, tanto en su exterior como dentro de su curso. Lo que me ocurrió a mi le ha ocurrido a todo aficionado. En un momento u otro, solo o de la mano de algún compañero a estado delante de una “emergencia de insectos” pudiendo contemplar como la ceba de los peces es diferente.
Lo que me ocurrió ese día lo expuse a un buen compañero y “profe” en mis inicios en esto de la pesca a mosca hace ya un muchos años, Josep Piguillem “Pigui” para los amigos. La contestación fue “son los insectos los cuales imitas para seca pero son emergente, son aquellos que están justo en el momento de la subida para salir del río”. Al momento me saco algunas imitaciones, a la par me menciono un libro al respecto “Emergentes” de Doug Swisher y Carl Richards” Editorial Ríos de Tinta (ISBN 84-920515-2-3).
Fue como descubrir un nuevo paradigma. La lectura de ese libro me abrió los ojos al respecto de qué ocurre y cómo ocurren estas emergencias, tanto de efémeras como otras especies, como tricópteros, primer objetivo que llevo a estos escritores a investigar al respecto. Diría que hay que poner ese investigar en mayúsculas ya que el proceso de aprendizaje realizado por estos pescadores es realmente interesante.
Mucho se ha escrito sobre las emergentes. La lectura de este libro aunque ya con unos años de publicación es totalmente recomendable ya que atesora grandes conocimientos. Saber qué ocurre, qué debemos imitar y cómo debemos pescar con estas imitaciones son cuestiones a las cuales encontraremos respuesta.
De estos autores encontraremos otro interesante libro “La estrategia de la pesca con mosca” el cual os comento en otro momento.
Un saludo y buena pesca
Muy buen artículo Ferran, cuantos dibujos abre echo yo a pie de río tratando de averiguar lo que comian, jejejeje me veo reflejado en tu artículo, pero hace ya tantos años, y siempre sale algo que nos hace recordar aquellos inicios que como vulgarmente se dice tenia que buscarse uno la vida Saludos Ferran
Me alegro Victor. Que hermoso era buscarse la vida. Ahora preguntas a San Google y ala, listos. De todos modos yo sigo con esa mentalidad joven. Saludos