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Manuscrito de Astorga. ¿Ahogadas o secas? por Luis Antúnez Valerio

Hace unos días pude leer un post que escribió Luis Antúnez Valerio en su muro. Era un escrito que publicó en la revista Ríos con Vida (AEMS) en el año 2001. Un escrito que cuestiona algunas cosas que damos por sentadas sobre el famoso Manuscrito de Astorga. Un gran ejercicio de estudio y de cuestionamiento al respecto de lo que se ha dicho sobre este magnifica obra. Al momento le pedí autorización para publicarlo en el blog, algo sobre lo que accedió al momento.

Deseo que este escrito sea leído y releído, ya que sus argumentos son, a mi entender, muy razonados.

***

EL MANUSCRITO DE ASTORGA.

Cuando en la Semana Internacional de la Trucha de León del año 1980, Preben Torp Jacobsen nos solicitó ayuda para traducir (e interpretar) al francés y al inglés el Manuscrito, amén de intentar corregir los errores en materia de pesca existentes hasta ese momento, no pensé que su contenido podría interesarme tanto y descubrirme la superior escuela de aquellos montadores, para mí aun hoy no superada.

La coordinación del laborioso trabajo fue realizada por el entonces cónsul honorario de Dinamarca en Madrid, Erling V. Kirkegaard, excelente amigo y buen pescador de mosca.

Todos sabéis que el Manuscrito de Astorga fue escrito por Juan de Bergara en el año 1624, canónigo y persona esta de letras, además de pescador de “vara”, partiendo de las moscas aconsejadas por el ribereño de la propia ciudad de Astorga, Lorenzo García, el cual a su vez recibía los montajes de otros pescadores antiguos de “mucha experiencia”. Dado el acceso que el canónigo Bergara tenía a varias bibliotecas religiosas y particulares es posible que también se documentase en libros “antiguos”.

Desde la elaboración de aquellas notas que nos sirvieron para realizar la versión trilingüe de la obra, editada en 1984, hasta el presente año 2001, bastantes más descubrimientos hemos realizado sobre el texto del Manuscrito, la mayor parte confirmando mi teoría de que las moscas allí descritas pertenecen al tipo de seca apropiadas para pescar con vara, viejísimo sistema español de pesca con mosca seca, algunas veces mal llamado “tralla” y que aun hoy tiene sus practicantes en el norte de la Península.

En cuanto a la trascripción del antiguo lenguaje leonés – castellano al de nuestros días muchos errores se corrigieron en la mencionada edición, si bien permanecieron otros, subsanados posteriormente por el filólogo D. Luis Ríos. Pero tales errores persistentes en la versión de Preben no representan obstáculo alguno para lo concerniente a la interpretación de la pesca propiamente dicha, aun contando con los errores que los traductores al francés y al inglés introdujeron en la edición motivados por aceptar como parte original del Manuscrito unas notas aclaratorias que les poníamos al margen…

Dejo en blanco el hecho de que el paradero actual del Manuscrito original se desconoce, quizá para siempre, en un claro abuso del patrimonio histórico por parte de personas que no deseo ni nombrar. Dicen las malas lenguas que la obra se quemó con ocasión de un incendio del pazo gallego donde se guardaba. Otras malas lenguas me aseguran, con datos fidedignos, que un entonces jovenzuelo de la familia “propietaria” lo vendió en una subasta de Londres para costearse sus malos vicios. Da igual la verdad de lo sucedido con el original del Manuscrito; lo importante es que su contenido lo tenemos intacto y nos sirve para valorar la milenaria tradición de la pesca con mosca en la península Ibérica.

Empezaré por dar algunas razones que fundamentan mi teoría de que son secas y no ahogadas las imitaciones allí mostradas.

Comienza Bergara por la descripción de la mosca “Longareta” para enero y febrero que “duran hasta abril”. ¿Cómo podemos decir que “duran” de hacer referencia a unas ninfas? Las ninfas se encuentran en el río todo el año; otra cosa es que estén maduras para eclosionar. Pero este detalle podría representar una falta de conocimientos sobre la vida de las moscas por aquellos pescadores, cosa que no se corresponde con los detalles que posteriormente nos dan.

Finaliza la reseña de las artificiales con la mosca “Saltica” de San Juan, festividad que marca, aun hoy, la época reina de la pesca con seca. Siempre me he preguntado la causa de esos dos extremos en la temporada de pesca: ¿no pescarían después de esa fecha? Respecto a esto he podido leer unas órdenes reales de Castilla – León que hacen referencia a las vedas de pesca de trucha en esa zona. Tales datos no concuerdan tampoco exactamente con las fechas comentadas por el Manuscrito pero están muy cercanas, por lo cual me sigue intrigando grandemente las fechas de apertura y cierre de las vedas.

¿Son esas fechas reflejo de un cambio climático respecto a nuestro tiempo? ¿Eran debidas a la existencia de truchas en las partes más bajas de los ríos leoneses, bien sea por estar más puras las aguas, bien por otras causas biológicas como pueden ser las temperaturas del agua? Ya sabéis que algunos tramos de río del páramo leonés han vuelto a ser trucheros debido a la creación de presas para riego que, al soltar las capas de agua fría más profundas han permitido el regreso a ellos de las truchas después de siglos de ausencia. ¿Será así? Ambas hipótesis mencionadas son bastante creíbles.

He leído un libro sobre la Historia del Clima en la Tierra en el cual se puede encontrar una explicación a tales épocas hábiles de pesca. Desde la última glaciación en el Cuaternario el clima no ha sido uniforme siempre. Precisamente entre los años 1.300 al 1.400 se produjo un calentamiento del clima en Europa. Lo avala el autor del mencionado trabajo científico con datos muy fidedignos y, por lo tanto, es creíble esa afirmación. Los fríos que suponíamos existían en los años de la publicación del Manuscrito no existieron. Todo lo contrario: un aumento anormal de la temperatura media anual ocasionaría un mes de enero benigno y unas frezas avanzadas de las truchas.

Abundando por simple curiosidad en la cuestión climática, diré que otro cambio relativamente reciente se produjo en el siglo XIX, hacia el año 1880. Esta vez se intensificó el frío enormemente, produciendo nevadas y heladas importantes.

Por otro lado sabemos que era la pesca de río la manera más económica de tener pescado fresco en los pueblos del interior, dadas las horas necesarias para viajar desde la mar. (1) Al ser un medio de vida sostenible para numerosos ribereños, la presión de pesca sobre esos ríos hacía necesarias órdenes de vedas que protegiesen tal patrimonio. Hubo lugares que debieron de promulgar leyes muy severas para eso, pues tanto el pescador profesional, que abundaba, como los ocasionales siempre furtivos, empleaban las redes, los venenos, las nasas y otras lindezas del género para conseguir la mayor cantidad posible de peces.

Aun más si cabe que el cierre me chocaba el comienzo de la pesca en enero, pues suponía que la trucha estaría casi desovando, delgada cuando menos, y la nieve cubriría el campo totalmente. No es que tal cosa sea un inconveniente para la pesca en sí, ya que los días de nevadas son muy abundantes en buenas eclosiones que generan subidas productivas, pero sí es raro lo prematuro de la apertura, máxime comparada con la prontitud del cierre. ¿Era ello debido al desconocimiento de la biología del pez? No lo creo; más me inclino a que las condiciones climáticas no eran iguales a las de hoy, como he comentado antes. Ello sería la causa de que una zona como la de Astorga tuviese bastantes truchas con un particular calendario. Mas dejemos tal cosa ya que lo que realmente nos importa de momento son las descripciones de las moscas y sus señas de identidad con respecto a las naturales.

Las primeras moscas reseñadas, como he dicho, son varias “Longaretas” de enero y febrero que, por la descripción de los colores que realiza de su montaje parecen corresponder a un Plecóptero. La palabra Longareta, creo entender yo, podría hacer referencia a la forma alargada del cuerpo de tales invertebrados: longa = larga. Los colores indicados, un negrisco crudo acerado, un pardo crudo conchado más otro negrisco como el primero, no son muy significativos para poder identificar las especies de Plecópteros a los que tratan de imitar. No me atrevo a señalar una hipótesis poco fundamentada, principalmente por causa de esos cambios climáticos antes reseñados y, asimismo, por pertenecer las moscas a tramos muy bajos de los cursos fluviales. Mas de señalar unas moscas concretas me inclinaría por unos Taenioptéridos, insectos que poseen cuerpo de colores cremas “leonados”, más o menos, y vuelan ya en enero y febrero aun en la actualidad.

Sin embargo tal hipótesis se tambalea cuando Bergara describe otra Longareta, la Real que, según nuestro parecer, equivaldría más a una efímera. Pero entonces ¿por qué usa la palabra Longareta también para ésta? ¿Será el término Longareta correspondiente al tipo de pluma empleado, la riñonada “langareta”? Dejemos esta imitación dentro de los Plecópteros, y de su Familia T. nebulosa, la Roja de Febrero de los ingleses.

Al hablar de “otros negriscos”, el Canónigo está describiendo, pienso que con muchas probabilidades de acierto, un Baetis niger. Por lo menos yo lo monto así, tal como el Manuscrito lo entiende. También coinciden, aun hoy, los meses de su aparición, febrero y marzo (y otros meses más de toda la temporada, ya que poseen varias generaciones al año)

Por otro lado, más esclarecedor de que nos están hablando de secas resulta el comentario de la “Encubierta” de febrero, de la cual nos dicen los ribereños de aquellos días:

“…En las montañas y aguas calientes traen las costeras naranjadas muy delicadas y caen como muertas en el agua.”

Prueba ésta irrefutable de que estamos ante moscas secas, es decir que “caen como muertas en el agua”, ya que resulta improcedente decir que una ninfa “cae” en el agua. Es sencillo suponer que correspondería a un imago hembra en la puesta (agotado = spent)

En los comentarios de la “Longareta Collarada” nos encontramos con otro detalle importante, común a otras moscas allí descritas, cuando nos dicen: “…Tienen el ala negrisco claro…” Las ninfas no presentan ala alguna… ¿no? de no ser los paquetes alares incipientes. Tampoco faltan en otros lugares de la obra, como habéis leído antes, expresiones tales como: “…poca ropa en el ala…”

La causa del error que se propagó hacia el año 1937, principalmente difundido por el francés Louis Carrère en su libro “Mouche noyée” y por el antiguo presidente de la Federación Leonesa de Pesca, Jesús Pariente Díez, debido a que los mencionados estudiosos eran pescadores de ahogada. También tergiversó la verdad el hecho de que en la España reciente, y hasta hace pocos años, la mosca popular ha sido el mosquito leonés con buldó. Es más, aun siguen muchos pescadores empecinados en decir que la tradición original leonesa, (y española) lo “auténtico” es el mosquito y que la cola de rata es novedad venida de fuera. Si hubiesen leído a Valerio Marcial, a Basurto y a Bergara no habrían cometido ese error.

Pero hay algo mucho más importante en la depurada técnica de aquellos pescadores al imitar moscas naturales.

Sus conocimientos de entomología eran, comparados con los de Basurto, francamente avanzados. En el Manuscrito se nos está hablando también de moscas emergentes si nos fijamos en el empleo de plumas blandas en los montajes, tales como los de “pita ciega” (chotacabras también hoy denominada gallina ciega, Caprimulgus europaeus) picaelpez (martín pescador, Alcedo atthis) filomena o filomela (Turdus philomela) verdigayo (pito real, Picus viridis) sisón (Otis tetrax) gacha (agachadiza, Gallinago gallinago) ganga (Pterocles alchata) ortega (Pterocles orientalis) etc. Tales plumas las mezclan, muy sabiamente, con las riñonadas de los gallos leoneses, pardos e indios, con lo cual consiguen mantener la mosca en flotación pero situándola en un nivel más bajo: EN el agua y no SOBRE el agua.

También distinguen perfectamente los machos de las hembras como nosotros los mosqueros de hoy, cosa que pescadores de otras artes ignoran incluso en la actualidad. De hecho, en un artículo aparecido en una revista española, y firmado por un “prestigioso” pescador, se nos ridiculizaba porque distinguíamos las hembras de los machos. Pensaría el sabio señor que vamos mirando con microscopio esos órganos sexuales. No es de extrañar el nivel que existe hoy del conocimiento natural cuando hasta un “figura” mete la pata de tal manera…

En cuanto a las riñonadas de los gallos de León, cosa interesante de resaltar, nos hablan en el Manuscrito de “pluma” sin muchas más indicaciones que los colores, los cuales se pueden resumir así:

Negrisco, negrisco acerado, negrisco arubiscado, negrisco vidriado, acerado, acerado negrestino, pardo crudo, pardo conejado, conejado, pardo granado o granadino, dorado con pencas, crudo, corzunos, bermejo de muladar, bermejo ceniciento, ceniciento abermejado, ceniciento negro.

Emplean, eso sí, las denominaciones de crudo, encendido, maduro, etc. para designar la intensidad de algunos colores.

Como veréis faltan el sarrioso, el palometa, el rubión, el avellanado y alguno más que ahora no recuerdo. Con respecto al “sarrioso” es posible que corresponda en la actualidad a la palabra “sarnoso” y no al sarrio. Apoya esta hipótesis el hecho de que “sarrio” es un vocablo pirenaico. Nos resulta dudoso, pues, que los leoneses hayan recurrido a tal palabra que hasta posiblemente la desconociesen, al menos entre los ciudadanos de nivel bajo, culturalmente hablando. Por el contrario, sarnoso podría ser el color leonado o incluso acamellado del Manuscrito (Ved “Los Gallos de León”) Sabéis que la nomenclatura de los colores es, desde siempre, un verdadero lío. Resulta más que imposible poner de acuerdo sobre una definición estándar y racional a los criadores y montadores de ayer, de hoy y de mañana…

Pero lo más importante de las moscas incluidas en el Manuscrito reside en la perfección con la cual imitan los sutiles halos de las naturales. Esos halos creados con la mezcla de cuatro y hasta cinco plumas en cada montaje son, de por sí, insuperables. Y tratándose de riñonadas y colgaderas leonesas, más perfecto todavía.

¿Qué tienen esas plumas que tanto atraen a las truchas? Podéis ver lo que digo en otra parte sobre las muchas pruebas que hemos realizados algunos amigos con ellas, pruebas que siguen realizándose en la actualidad. Las imitaciones montadas en seca con riñonadas son tan atractivas para el pez que raramente se resiste a subir para observarlas, aunque pueda rechazar en el instante final. Probadlas y confirmaréis lo que digo.

Por cierto que también en esto hay “descubridores ignorantes”, o presuntuosos, que no saben que no existe nada nuevo bajo el sol y menos hablando de sus inventos… con riñonadas y otras cosas.

Poco he podido saber de la persona de Juan de Bergara; sí que era canónigo de la ciudad de Astorga y pescador, y que debió de tener acceso a alguna biblioteca de la Iglesia, o de un particular, para leer y sacar datos de “libros de pescadores de mucha experiencia,” libros que hoy desconocemos por estar perdidos.

Por otro lado nos interesa grandemente saber cómo montaban esos modelos. Aquí estamos ante un problema bastante complicado de resolver, resignándonos a tener que tantear a ciegas, o casi, la técnica de montaje empleada por aquellos pescadores. No estoy muy convencido de que usasen las plumas de riñonadas enteras, y sí como se hace con los mosquitos leoneses en la actualidad. De todos es conocido el ancho enorme de las plumas de riñonada, e incluso de colgadera, que convierten al montaje al estilo de hackle enrollado en inútil en casi todas las ocasiones, no en todas pues en los chorros fuertes sí se muestran efectivas las moscas así atadas.

Además, calculo, el montar mosquitos con las barbas arrancadas de la riñonada tal como hoy se realiza, debe de poseer raíces tradicionales muy lejanas. Ello me induce a creer que las moscas del Manuscrito de Astorga estaban montadas de tal manera. Pequeñas variantes podrían existir, dependiendo de cada montador en particular. Por ejemplo: iniciar el atado de las barbas antes que el cuerpo o bien después de montar el cuerpo, dirigiendo las raíces hacia el ojo o hacia la curva del anzuelo. Pero tales detalles en nada cambian la manera básica de usar las maravillosas riñonadas, que no las plumas de cuello de los mismos gallos, bastante malitas. Sobre esto debo dar mi personal criterio, sin que por ello crea estar en posesión de la verdad. Hay opiniones en la actualidad que estiman las plumas del cuello de esos gallos como algo maravilloso para seca, incluso tratándose de mantener la artificial SOBRE el agua. Por más pruebas que he realizado con ellas, los resultados han sido más que pobres, paupérrimos…

Otra cosa es cuando deseamos presentar la mosca en niveles más hundidos, principalmente BAJO el agua, aunque para tal situación sea mil veces preferible la pluma del culo del pato. ¿Por qué esa mala calidad para la seca del cuello? A pocos conocimientos que se tengan del Arte de seca, las plumas del cuello de los gallos leoneses son excesivamente blandas y anchas, y hablo de las aves actuales que, cabe pensar, podrían ser diferentes a las de la época de Bergara.

Asimismo carecen del magnífico brillo de la riñonada, si bien tal detalle, y otros no menos básicos, dependen mucho de la manera de alimentar al gallo, cosa que hoy desconocen la gran mayoría de los criadores.

Por lo que antecede, puedo afirmar que los hackles de cuello leoneses son malitos para la seca “muy seca”, léase SOBRE el agua. La magia de las plumas de riñonada y hasta de colgadera solo la tienen ellas: las riñonadas.

También existen muchas creencias respecto a la cría de esos animales, creencias que pueden ser erróneas en algunos casos. Por ejemplo: ¿Degeneran esas aves al sacarlas del triángulo formado por los pueblos de La Cándana, La Vecilla y Campohermoso? Puedo contestar que NO y que SÍ, basado en la experiencia de diez años criando aves lejos de esos lugares. Aunque lo comento también en otro lugar, señalo que lo imprescindible para tener maravillosos gallos se puede reducir a las condiciones que siguen:

1º.- Se necesita un medio ambiente igual al leonés: altura, humedad, temperatura…

2º.- Se necesita disponer de una comida apropiada para obtener una excelente pluma: pienso rico en proteínas, principalmente aminoácidos azufrados y justos contenidos en grasas vegetales. Esas tonterías que afirman, entre otras, que los gallos del triángulo mencionado son (creo más apropiado decir “eran”) tan maravillosos porque la tierra tiene radioactividad, no son más que manías de buscar tres pies al gato, máxime cuando radiactivas son muchas arcillas y tierras raras en sitios numerosos del planeta…

3º.- Realizar una selección de cría sabia que permita ir aislando, poco a poco, los genes oportunos en la descendencia. Es decir, hay que saber qué se quiere y la manera de obtenerlo, cosa que la ciencia Genética nos lo permite en la actualidad con toda precisión.

Que del cuello de los gallos de León se pueden obtener plumas maravillosas para seca no me cabe la menor duda, pero habría que manipular genéticamente a las aves para ello. Sirva de ejemplo lo que ha conseguido Hoffman con sus inigualables cuellos Whitting y similares, derivados de los genes leoneses, según parece ser.

El Manuscrito de Astorga ha cobrado fama universal en la actualidad, y quizá también la tuvo en el pasado, aunque de manera más restringida. Hoy, cuando viajo por el mundo, raro es el pescador que no conoce y alaba el Manuscrito. En Francia e Italia, principalmente, los montajes de Bergara causan verdadero furor ¡y tienen razón!Queda la duda, no obstante, de que esas moscas se montasen con vueltas de la pluma entera, es decir, sin arrancar las barbas. De tal manera se montan en la actualidad las “paisanas”, si bien emplean plumas de gallo de razas distintas. ¿Sería esa la técnica usada para montarlas? Sobre ello hablo en otro lugar, pero debo decir que hemos probado mucho durante años y años y podemos hablar de resultados concretos. Mas de creer que usaban la pluma entera, diré que también los montajes con barbas sueltas son superlativamente efectivos. Es decir, que de tratarse de una manera “nueva” de montar estaríamos ante un excelente descubrimiento, cosa que pongo muy en duda.

Técnicamente es difícil montar con barbas sueltas, pues ya os imagináis lo que cuesta mezclar cinco plumas de colores diferentes, pero merece la pena intentarlo.

Doy una lista de equivalencias de algunos montajes con insectos naturales, mas debo advertir, una vez más, que estamos haciendo hipótesis de problemática confirmación. No hay ninguna certeza en ello.

BERGARA: NATURAL:

  • Longaretas Plecópteros
  • Otros negriscos B. niger
  • Otros negriscos en días de sol B. rhodani
  • Otros negriscos en marzo Otros bétidos
  • Pardos de primer tiempo corzunos ¿Tricóptero?
  • Otro pardo corzuno hasta abril mediado Oliva (bétido)
  • Bermejo crudo de mediado marzo y abril Ritrógena o ecdionúrido
  • Esmóridos de marzo Efímera pálida hembra
  • Pardos zumbones (2) Efímera pálida macho
  • Pardos zumbones de febrero a marzo Ecdyonorus venosus (2)
  • Forcadinas de enero y febrero Plecóptero sp.
  • Encubiertas de febrero en días fríos Tricóptera
  • Forcadinas de marzo y de abril Plecóptero
  • Zumbocicos de marzo Rhithrogena semicolorata (3)
  • Rubia verde famosa E. danica
  • Rubia blanca E. glaucops
  • Encubierta del rabo verde Sarnosa (4) Tricóptera.
  • Encubierta de cascajal Tricóptera sp. (4)
  • Encubierta umeridiza desde marzo Tricóptera,¿Brachycentrus
  • subnubilus
  • Bermejo de abril y mayo ¿hembra de efímeras después de la
  • puesta?
  • Murón de marzo hasta mayo Leptophlebia sp.
  • Cascudo de abril hasta junio ¿Qué lleva casco? (5)
  • Vicaro desde abril hasta junio. Ephemera danica (6)
  • Salticas de San Juan, Picada. Ephemera sp. (7)

(1) Por el trabajo de mi amiga Nati Gutiérrez Dubla, esposa de Antonio García Escudero, he conocido la manera en la que funcionaba el mercado del pescado de mar en Guadalajara. La comercialización del mismo era un servicio municipalizado que se subastaba a un particular (el obligado) el cual debía respetar las condiciones que se recogían en un contrato.

El pescado traído desde el mar era de dos clases: el cecial remojado y el frescal. Al primero se le denominaba así por estar secado al aire del cierzo y, principalmente, se aplicaba a la merluza curada que se traía desde Inglaterra, Galicia y norte de África (actas de la municipalidad de Guadalajara del año 1499). El frescal era el pescado que se conservaba con sal. Una vez los peces en Guadalajara, se los conservaba metidos en pozos de nieve, servicio también subastado a particulares. Todo ese negocio, al parecer, dio lugar a múltiples luchas sociales, luchas que eran ganadas por los hombres de poder en la mayoría de las ocasiones. Podéis ampliar estos datos consultando el trabajo de Nati y de J. Barbadillo, publicado en las Actas del IV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, noviembre de 1994.

(2) Zumbones: ¿Mosca que hace “ruido” en los vuelos nupciales? No tengo la menor idea de lo que podría ser. Por los colores con que describe a los Pardos zumbones de febrero y marzo, me inclino a decir que podría ser un E. Venosus. Varios pescadores leoneses me indicaron que se trataba de un “Pardón”, nefasta costumbre actual de denominar a la llamada Late March Brown. “Pardón” no es decir nada e induce a múltiples confusiones, ya que podrían ser “pardones” todas las moscas montadas con plumas pardas. Tal posible confusión se acrecienta al decir que la Marzo Marrón (Rhithrogena haaruppi) inglesa existe en la península Ibérica. Lo diga quien lo diga, y después de haberla consultado con eminentes biólogos, amén de no haber podido capturar una sola mosca en Iberia, afirmo que la Rhithrogena haaruppi, MarchBrown, no existe en España, ni fue citada HASTA HOY por ningún científico serio. Puede que se llegue a descubrir su existencia por expertos biólogos. Por el contrario, la Late March Brown, Ecdyonurus venosus, sí la podemos encontrar en nuestros ríos y con mucha abundancia. Es muy similar de aspecto a la Marzo marrón. Con el tiempo podremos confirmar nuestras suposiciones sobre esto porque los biólogos están trabajando duro en este campo.

(3) R. semicolorata: Mosca muy abundante en nuestras aguas, y cuyo montaje es muy famoso en muchos países de Europa, aunque suelen hacer referencia a varias olivas, cuyas hembras en la puesta toman esos tonos reseñados en el Manuscrito.

(4) Encubiertas: Creo que hará referencia a un tricóptero, ya que son los insectos que llevan el cuerpo cubierto bajo el tejadillo de sus peludas alas. No obstante, el empleo de la palabra “cascajal” me induce a pensar que podría tratarse de un Plecóptero, o mosca de la piedra. Lo estimo probable por el hecho de que un pérlido deja ver su cuerpo “encubierto” bajo las alas planas.

(5) Cascudo: Por intuición, mas sin grandes bases para sustentar esta (¡y otras!) opiniones con referencia a los nombres científicos correspondientes, creo que cascudo es un insecto que lleva “casco”, similar al usado por los guerreros. De ello se deduciría que tal mosca estaría imitando a un insecto con casco, alas endurecidas, como puede ser un escarabajo, o cualquier otro insecto terrestre parecido.

(6) Vícaro: ¿Podría estar relacionado con la palabra vinca? ¿O con la palabra latina, e italiana, bica (gavilla)? No soy capaz de hacer conjeturas sobre el significado de esta palabra. Sólo se me ocurre pensar que: ¿Se refiere a un insecto de forma de paja? ¿Se refiere a un color, el pajizo? ¿Es una mosca de mayo y, por lo tanto, podría tratarse de una danica o de una glaucops en emergencia? ¡Quién sabe!

(7) Salticas. Otra mosca de mayo. Me pregunto la causa de citar tantas moscas de mayo, léase Ephemeras sp. No cabe la menor duda de que tal es la mosca a la que hace referencia esta descripción. No obstante nos encontraríamos ante un ejemplar macho. ¿Por qué? Creo que tal palabra se refiera a las alegres danzas nupciales de los bandos de machos que, bien las conocéis, suben y bajan (saltan) sobre matorrales y arbustos cercanos a las orillas del río. Mas, por otro lado, bien podría hacer referencia a las hembras de algunas moscas (¿tricópteras incluso pérlidos?) cuando ponen dando numerosos saltos sobre el agua.

Todo lo que habéis leído sobre nombres y equivalencias no representa otra cosa que el intento de conocer un poco mejor la historia de nuestro pasado de pescadores, pero no es nada de suma importancia. Del Manuscrito deberíamos sacar dos enseñanzas principales.

-La primera es referente a la antigüedad de nuestro Arte pero sin olvidar a Basurto.
-La segunda hace referencia a lo que una buena pluma de riñonada puede conseguir. Sean cuales fueren los insectos naturales con los que se corresponden las moscas de Bergara, hoy deberíamos prestar mayor atención a nuestros montajes cuando tratemos de imitar a cualquier mosca natural que tengamos en la mano. La manía de copiar los modelos que nos dicen en las revistas, la mayor parte peores que malos, nos aleja del verdadero sentido de nuestra Pesca con Mosca seca.

Por lo anterior, coged una natural, miradla con detenimiento y, cómodamente sentados en vuestro puesto de trabajo…, iniciad el apasionante camino de imitar lo que las truchas ven y como ellas lo ven (recordemos las faenas del UV). Es un camino en el que Juan de Bergara, pescador y canónigo, era un maestro.

Autor: Luis Antúnez Valerio

Fotografías Manuscrito: Ferran Llargués

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Ferran

Desde pequeño he estado vinculado al río. No puedo pasar por un curso de agua sin detenerme. Escuchar el rumor de sus aguas, ver y sentir la fauna. Son muchas las sensaciones de las cuales no puedo prescindir. Con este blog busco compartir estas dos facetas. Por un lado, mi compromiso por el bienestar de los ríos. Por otro, trasladaros informaciones útiles que puedan aportaros algo interesante para practicar la pesca sin muerte o sencillamente para acercaros a dar un paseo agradable. Ferran

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