Ayer estaba mirando por la ventana. El tiempo era lluvioso y para muchos humanos desapacible. En mi caso los días de lluvia me relajan, me motivan más en muchos aspectos de la vida. Me afloran buenas sensaciones. Y mientras veía caer las las gotas que fertilizan la tierra pensé ¿dónde voy a ir el primer día de pesca después del confinamiento? La pregunta fue tan fácil de formular como de recibir respuesta. Hay un río modesto que me llena, me hace rebosar de satisfacción. Alberga pocos peces. Cada pez es una enorme satisfacción. Un curso de agua que me regala mil rincones para soñar despierto.

Por la noche, antes de acostarme me llegó el aviso de una nueva publicación de Carpe Diem. En este caso un vídeo de unos cinco minutos. «Spring is Coming» inmediatamente me trasladé a mi curso de agua. Esta noche he olido la primavera en este río, he podido ver los enjambres de insectos afanados en sus vuelos nupciales. Quizás he realizado un viaje astral sin saberlo, quizás es fruto de esa conexión que tenemos con el agua y esta afición.

Pensar en vuestro río, conectar con él. Aunque no tengamos certeza de qué día podremos ir, tenemos la certeza que nada impedirá que no volvamos a nuestros remansos de paz.