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Una pequeña estrategia para ciprínidos depredadores por Luis Guerrero

Prologo por Ferran Llargués

Hace ya unos cuantos años que pesco barbos a mosca. En mis comienzos las únicas moscas que ataba al final del terminal eran ninfas; de cabeza dorada y cuerpo de liebre, con o sin CDC para dar más movimientos. Algunas con cuerpo oscuro y otros claro, pero me centraba exclusivamente en este tipo de artificiales. Una pesca en la cual básicamente lanzaba el engaño según la postura del pez, sobretodo en el momento que estos les daba por hociquear el lecho del río.

Desde hace unos años también vi que los barbos y carpas se comportaban como más agresivos. Las apreciaciones de otro buen amigo, Juan Carlos Navarro alias «Juan Karp» hicieron que empezara a pescarlos con wolly bugger. También incorporé la pesca con pececillos. Una gozada ver atacar a estos misiles dorados a ese montón de pelos, fibras y demás. Pero herraba piques que a priori eran muy claros, sobretodo en aguas más calmadas. Luis Guerrero nos explica el porqué y cuál debe ser la estrategia adecuada para minimizar estos fallos.

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Una pequeña estrategia para ciprínidos depredadores

Que los hábitos de los peces están cambiando no es ninguna novedad. El ritmo con el que estamos alterando el medio acuático obliga a las especies piscícolas a modificar cada vez más deprisa su comportamiento. Desde mi punto de vista, este cambio es más radical en los ciprínidos.

Cuando hablamos de ciprínidos se nos vienen a la cabeza carpas y barbos, peces con una alta capacidad de adaptación. Todos sabemos que son peces tranquilos, cuya alimentación se basa, por regla general, en restos orgánicos, algas y macro invertebrados. En el caso del barbo y dependiendo de la cuenca en que habitara, en ciertas épocas del año sufría una pequeña transformación y pasaba a ser un pez mucho más voraz, al cruzarse en su camino pequeñas especies migratorias, como la boga y el cacho, de los cuales terminaban dando buena cuenta. Fuera del periodo reproductivo y una vez ralentizados los metabolismos pasaban de nuevo a ser peces con comportamiento más bentónico. Así lo hemos vivido año tras año, temporada tras temporada, pero como hablábamos al principio, el hombre está alterando todos los ecosistemas con más rapidez que nunca, añadiendo nuevas especies a los mismos que los están cambiando drásticamente. Todavía recuerdo con nitidez cómo hace quince años, en un embalse en el que el alburno estaba casi recién asentado, al hacer navegar un enorme streamer para lucio, una carpa que se cruzo en su camino reaccionaba de una forma inesperada para mí. Partiéndome completamente los esquemas, se lanzó hacia él y terminó engulléndolo. Pensé que habría sido una extrañísima casualidad, pero cuál fue mi sorpresa al comprobar que aquellos peces mantenían ese comportamiento de forma constante.

La pesca de carpas y sobretodo barbos, con estilos que son más acordes con la pesca de depredadores de toda la vida, es cada vez más común, pero lo cierto es que no tiene nada que ver la forma de pescar un bass a mosca con la de pescar carpas o barbos depredadores. Hablando con compañeros de pesca ha surgido más de una vez la pregunta de por qué se fallan tantas picada cuando pescamos barbos o carpas con streamer. Se repiten situaciones con bastante frecuencia en las que vemos claramente como el pez parece que ha tomado nuestra imitación y al dar el cachetazo sólo conseguimos alejársela de su radio de acción y asustarlo. Para dar un razonamiento a esta “perdida” de capturas debemos centrarnos en la morfología de los ciprínidos, que aunque parezcan a veces haber adoptado el carácter del más descarnado depredador, no dejan de tener una fisionomía adaptada a otro tipo de alimentación. Parece una perogrullada pero vamos a ver el cuáles son las diferencias morfológicas entre un depredador nato (Lucio, Bass) y un ciprínido con carácter depredador.

El quid de la cuestión está en el tamaño de la cavidad orofaríngea (boca y faringe) que en los ciprínidos es mucho más pequeña que en un depredador. Esto no sólo limita el tamaño de las capturas, sobretodo limita la cantidad de agua que es capaz de absorber en el momento justo en que realizan la aspiración final en un ataque. El cubicaje de agua que un bass es capaz de absorber en su boca y faringe es muy superior al de un barbo o una carpa. Por hacer una comparación, el cubicaje de agua que puede albergar una bass de 500 gramos puede ser similar al de un barbo de 2 kilos. Por este motivo, los barbos, al atacar a un pequeño pez en plena huida, hacen muchas pequeñas aspiraciones seguidas con su boca, esperando que en alguna de ellas la presa sea absorbida. Por el contrario, la aspiración de un bass es tan sumamente poderosa que con acercarse mínimamente a su presa una única absorción es más que suficiente para engullirla.

De qué manera nos influye a nosotros este factor a la hora de pescar ciprínidos con streamer??? Si el ataque del barbo a nuestro pececillo es perpendicular a la trayectoria de este en nuestra recogida (ataque lateral) no suelen fallarse las clavadas. El barbo se acerca a toda velocidad y en el último momento comienza con sus absorciones. La imitación, que no ofrece demasiada resistencia al movimiento lateral, entra en su boca y conseguimos una clavada certera. Ahora bien, si el ataque es lineal y el barbo viene detrás de la imitación y en su trayectoria, al realizar las correspondientes absorciones, la misma tensión de la línea no dejará que la mosca retroceda y entre en la boca del pez. Es ahí donde radica el punto de inflexión entre una picada fallida o una certera. Es en ese preciso momento cuando debemos detener la recogida e intentar destensar la línea y permitir así que las débiles absorciones del barbo permitan que la mosca entre en su cavidad bucal. A continuación, tras ese pequeño instante de espera, daremos el cachete. Esta pequeña y casi inapreciable parada es la clave del éxito en estas circunstancias. Parece un argumento muy rebuscado, pero realmente si grabamos en la cabeza este concepto y luego somos capaces de llevarlo a la práctica ganaremos en efectividad a la hora de pescar barbos o carpas en modo “depredador” con nuestros estrimers atados al final de la línea.

Texto, fotos y vídeo: Luis Guerrero

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Ferran

Desde pequeño he estado vinculado al río. No puedo pasar por un curso de agua sin detenerme. Escuchar el rumor de sus aguas, ver y sentir la fauna. Son muchas las sensaciones de las cuales no puedo prescindir. Con este blog busco compartir estas dos facetas. Por un lado, mi compromiso por el bienestar de los ríos. Por otro, trasladaros informaciones útiles que puedan aportaros algo interesante para practicar la pesca sin muerte o sencillamente para acercaros a dar un paseo agradable. Ferran

Esta entrada tiene 7 comentarios

  1. Javier Rubio

    Muy bien explicado,,a mi también me sucede lo mismo y e notado precisamente ese detalle de cuando hay que clavar,,, aunque todavía fallo muchos peces.
    Buena pesca.
    Saludos ?

  2. Pablo Espinar

    Muy interesante artículo! Denota una capacidad de observación notable. Intentaré aplicarlo un día de estos a ver si me estreno con los barbos!!
    Un saludo,
    Pablo

    1. Ferran

      Ya sabes que este año sí, salvo que los ríos vuelvan como el año pasado ?

  3. Mario GC

    Muy buena información sin duda. Nunca he tentado a los barbos con streamers, únicamente a seca, me da la sensación que en la zona a la que voy no están muy picados a pececillos pero la cuestión es probar.
    Saludos!

    1. Ferran

      En mi caso, en mis zonas no son por ponerse a seca y eso la verdad es que me fustra, pero sigo esperando ese día que se pongan a ello ?

  4. tublogdepesca

    Muy buena reseña, nosotros los pescamos con ninfas y pequeñas imitaciones de pan. Nosotros los pescamos en ríos con poca profundidad y bastantes corrientes, nuestro truco es contar 4 cuando pensamos que han comido nuestra ninfa. Ésto es más fácil decirlo que hacerlo, ya que el ansia casi siempre puede con nosotros jaja.
    Un saludo y nos vemos en las orillas

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