Y soltamos peces a pesar de…
Hay personas que nunca podrán entender porqué pescamos, y menos porqué soltamos los peces. Incluso, he de reconocer que siendo un enamorado de los peces me he cuestionado porqué los pesco, porqué utilizo una caña y un señuelo para sacarlos de su hábitat para luego ¿devolverlos?. Pero una vez «auto respondido» continuo con esta forma de acercarme al río.
Un pescador puede comprender, incluso puede abrazar esa forma de actuar. Pero, explicar a un no pescador, y más a un representante de algún movimiento que le repele cualquier acción versus un animal, ya es una tarea más compleja. La verdad es que en la actualidad, sea por la edad o por el motivo que sea, ya no entro en debates con personas cuya actitud ya no es por nada proactiva, o al menos, atenta. Cuando solo veo reactividad, salgo despavorido cual pez al detectar al patoso pescador.
Estamos en un momento de la sociedad que califico como compleja. Pero igual es solo mi percepción. Esto debería aseverarlo o explicar un sociólogo, sea con estudios al respecto que avalen o no que realmente es así, o por su experiencia. Quizás solo es un problema de percepción, de ese sesgo confirmatorio que tantas veces amenaza al ser humano y todo lo que veo solo lo miro para confirmar lo que mi cerebro quiere ver…
Dicho lo dicho, solo puedo decir que la suelta del pez es el momento más sentido por el pescador ¿conservacionista? Al menos, para aquellos que amamos esta forma de entender la pesca, el sentimiento es muy profundo, muy especial.
Seguiré devolviendo los peces, como si con ello alargase mi propia existencia en este mundo. Seguiré hablando con ellos, como si fuera un políglota, intentando pedirles comprensión, o jugando con ellos y su vocabulario. Y seguiré pescando hasta que los avatares de la vida me lo impidan.
Nuestras acciones determinan la vida piscícola de un río o embalse, así de simple. Muchos pescadores siguen sin querer devolver sus capturas amparándose en la excusa de que el pescador de caña no hace daño…yo ya he visto demasiados paraísos perdidos por culpa de una pesca poco responsable y los sarteneros. El Cardener, el Matarranya y la lista es bien larga con ríos y lagos del Pirineo y Pre-Pirineo… Sigo pensando que fuera de los cotos sin muerte la vigilancia es nula o casi nula y por lo que veo una gran mayoría de pescadores siguen llevándose los peces y en especial las truchas. Es típico ver como acaban en bolsas de plástico de pescadores en zonas de lagos por ejemplo…y los cupos no se respetan pues eso de llevar la nevera en el coche para ir rellenándola de truchas y hacer 4 cupos pensé que era cosa del pasado…pero no no, sigue pasando. A excepción de los pescadores que tenemos blogs o webs y de los que se suelen mover por redes sociales y más o menos aunque sea de pasada todos nos “conocemos”, y sabemos que se practica el captura y suelta, en especial con las truchas, en el río somos muchos más pescadores de los que imaginamos y de lo que las aguas pueden soportar. Aparte de las mafias que todos sabemos que viven de los peces que venden y ya no solo hacen estragos de luciopercas o carpas. Ahora ya las truchas son piezas muy codiciadas. Es una batalla perdida… Puedo pecar de negativo pero la única solución que veo es la concienciación de los más jóvenes y ahí sí que veo una batalla que estamos ganando. Y eso es un futuro esperanzador, siempre y cuando nos quede para entonces alguna trucha en los ríos. ?
Por supuesto, las nuevas generaciones deben ser el revulsivo, pero hay que seguir intentando que otros muchos empiecen con ello. Un abrazo
Tu percepción es la percepción de muchos, me veo reflejado e identificado en muchas de las cosas que dices por no decir en todas,.