Mucho tiempo dedicándole en mis pensamientos y en mis jornadas por la alta montaña, intentándolo conseguir un gran pez, algo fuera de lo común por esas latitudes, algo excepcional.
En estos años he conseguido encontrarme cara a cara con algunos peces muy grandes, peces mayores incluso que el retratado en esta imagen. Como dije, algunos de ellos me dejaron la miel en los labios en la última milésima de segundo, otros arrogantes he impasibles desaparecieron en las profundidades sin darme opción a nada, y en un par de ocasiones, verdaderos leviatanes me mostraron todo su poderío, no dándome ni la más mínima opción a ganar la tan ansiada batalla.
Os pongo un poco en antecedentes. Un día cualquiera, fresquito, con el tiempo raro… La poca o casi nula actividad en superficie me obligo a cambiar mi forma de afrontar el lago. Pongo un streamer y empiezo a buscar zonas querenciosas y a probar diferentes cosas para ver cómo reaccionan los peces, y fijar un patrón con el que pescar con fe. Después de un rato, alguna captura normalita, y algunas picadas falladas, llego a una zona con grandes piedras y unos bajíos con acceso a profundidad. Hago un lance paralelo a la orilla, a un cuatro metros de esta, para lo golpear con la línea a las posibles presas allí apostadas, y voy recogiendo mi streamer un poco ensimismado disfrutando del entorno y las vistas, a la vez que busco señales de actividad por alguna zona del lago. Nada… Voy a avanzar unos metros más, y de repente me invade esa sensación que solemos tener los pescadores, y que nos frena a hacer un último lance por si acaso…
Mismo lance un poco más largo, paralelo a la orilla, entre ella y el escalón que la acceso a la profundidad, recojo tranquilo, variando la velocidad, alternando con alguna parada, y de repente a mitad de recogida aparece de la nada un submarino como un rayo en dirección ¡¡a mi streamer!!! Milésimas de segundo que se quedan grabadas para siempre en nuestras retinas. Sabía lo que quería, no dudo ni un instante.
Como expresarlo, recorrió los cuatro metros que la separaban de mi streamer desde que la vi a una velocidad bestial, lo engullo, sin más, sin dudas, sin recelos… Fue todo muy rápido, clave, la note, estaba ahí, al otro lado, esta vez ¡¡no podía fallar!! Enseguida volví a la realidad, arranco con una fuerza brutal hacia su querencia, su refugio, levante la caña pensé que aquello era el final. Empezó a sacar hilo, toda la cola de rata, y algunos metros de backing, yo intentaba forzar apurando el límite de mi terminal del 0´19mm he intentaba girarle la cabeza y forzar el cambio de dirección. En ese desconcierto me dio unos segundos de tregua, que aproveche para ganarle terreno, me subí a un pequeño altillo para controlarla mejor y dirigirla hacia aguas abiertas, sin obstáculos, allí todo sería más fácil. Conseguido esto, empezó una lucha de poder a poder, una lucha agónica para mí. Después de algunos saltos y carreras nerviosas en zigzag, empezó a hacerse fuerte nadando hacia el fondo…Bufff Llego un momento en el que pensaba que no podía con ella, llego un momento en el que no se cansaba, cuando conseguía levantarla de los 3 metros de profundidad y traerla hacia mí, daba un giro un arreón de unos 8 o 10 metros de largo y se ponía otra vez en 3 metros de profundidad. Llego un punto en que yo notaba que ella no se cansaba, cuando la traía se quedaba a una distancia prudencial en la que no podía echarle la sacadera giraba y otra vez la misma jugada… Nunca me había pasado esto antes con ningún otro pez, de verdad.
Después de haber repetido esta maniobra muchas más veces de las que yo quería, y con el estómago en un puño y la adrenalina desbordada, decidí meterme hasta la cintura en el momento clave para que no darle tiempo de reacción levantarle a la vez la cabeza y echarle la sacadera como fuera. Y así lo hice, y ¡¡¡¡salió bien!!!!ufff Increíble, ya dentro de la sacadera, se volvió loca, como podía estar tan entera después de semejante pelea, repito nunca me había pasado esto antes con un pez, me temblaba todo, era consciente de que había conseguido un gran sueño para mí, cuantos madrugones, caminatas, cuanto terreno explorado buscando lagos con posibilidades de grandes peces…
La vida es así, hay que estar, no hay que rendirse, hay que disfrutarla y vivirla haciendo lo que nos gusta, y al final de todo esto llega la recompensa, y si no es así, por lo menos podremos decir que hemos disfrutado, acumulado experiencias, que hemos vivido…
Espero haber podido transmitir mínimamente bien lo vivido, o que por lo menos os haya sido entretenido.
Nacho Puyal
fantástico relato!!! emociona a cualquiera 😉
A mi se me puso la piel de escamas 😉
Hubo una epoca, ya lejana en el tiempo, que dedicaba la mayoría de mis jornadas a recechar y pescar esas grandes truchas de las que todos los conocidos hablaban, las pescaba con cebo natural (por entonces permitido)…gusarapin y gustarapa, y este relato me traslada a aquella época donde pescar truchas de más de 60 cm, sin ser fácil era más factible que ahora. Saludos.
Sí, en baja o media montaña no es complejo, bueno, por desgracia no tan fácil pero más probable. Pero los lagos de alta montaña, por sus condicionantes de temperatura, alimento y demás es muchísimo más difícil. Un saludo amigo
Un relato muy emocionante! Tiene mucho mérito y más tratándose de alta montaña, genial el lance y genial el respeto a trucha,
saludos!
Cierto, todo el conjunto es emocionante y bello Mario.