Shinrin Yoku:
Es de las palabras, que no son traducibles al español, pero que en la cultura Japonesa, cogen su máxima expresión y significado. ‘Shinrin-Yoku’ es el termino que designa una nueva actividad: caminar por la naturaleza con los cinco sentidos.
El río sería también un perfecto escenario, a mi me gusta llamarlo «pescando desde el interior»
El baño de bosque como lo llaman los anglosajones, también conocido como Shinrin Yoku, es una práctica que consiste en pasar tiempo en la naturaleza, con el objetivo de mejorar la salud en general, el bienestar personal y el estado anímico y espiritual.
El término viene de su principio: es beneficioso bañarse y sumergirse en la atmósfera de nuestra madre naturaleza. Poner todos los sentidos en escena. Se trata de dar paseos por un entorno natural poniendo atención al olor que desprenden las plantas, el ruido del viento en las hojas de los árboles o de los pajarillos o del agua, mirar y observar toda la gama de colores y texturas que el entorno nos ofrece, de sentir el tacto del agua, peces, o del abrazo de un árbol, y hasta saborear alguna brizna de hierba o un pequeño trozo de palo. Por supuesto, apagar los móviles, no llevar cascos, ni estímulos externos, y evitar ir hablando con alguien sobre el nuevo ERE que la empresa planea realizar para después de las vacaciones. No se trata de una meditación, aunque si describríeramos la meditación, como saber estar en el momento presente conscientemente, estaríamos hablando de lo mismo, pero si es básico que nuestra atención esté centrada en el entorno, y no se dedique a su pasatiempo favorito: la anticipación de problemas.
Se trata de una actividad procedente de Japón con gran tradición en diferentes culturas del mundo que invita a curar espiritualmente a las personas que lo practican,
Morimos sin haber vivido realmente, y vivimos como si nunca fuéramos a morir. No somos conscientes de todo lo que está pasando a nuestro alrededor, vivimos en una burbuja personalizada, creada de aliento propio. Ni tan siquiera cuando estamos en el río, somos conscientes de las maravillas que nos rodea, y solo tenemos ojos para nuestras amigas las truchas, y ni tan siquiera, sino en las ansias desvirtuadas de hacernos con ellas a toda costa, perdiéndonos el gran espectáculo. Incluso poniéndonos de mal humor si así no sucediera, cuando la mayoría de las veces solo hay un culpable, nosotros mismos.
Apenas nos percatamos de que estamos dentro de lo que está fuera. Conviene alejar siempre la idea o imagen de «envase», y adoptar la del abrazo.
Mirando el río o el bosque descubriremos el color de tus propios sentimientos y también la de tus propios miedos.
Para mi, se trata de «ayunar». Al menos de vez en cuando, para superar el empacho de nosotros mismos, para llegar a saborear algún retazo de lo esencial, de la intimidad contigo mismo, de cierta paz interior, de ese silencio que tanto nos puede llegar a decir, y de echar un vistazo a ese espejo interior, sin influencias mentales que nos hacen distorsionar la realidad, haciéndonos ver que somos Geniales y Maravillosos.
Los baños de bosque que en japonés se conoce Shinrin-Yoku, ha tomado una importancia relevante a raíz de los investigadores como Lii, Tomoyuki , ellos han probado y demostrado los efectos de las sustancias fitoncidas. Dichas sustancias son auténticos antimicrobianos , son sustancias volátiles y no volátiles producidas por las plantas y los árboles que a modo de aromaterapia natural refuerzan el sistema inmunitario, relajan el sistema nervioso y el número de células NK (Natural Killer, asesinas por naturaleza), así como los niveles de proteínas anti-cáncer intracelulares.
El grupo de antropología y filosofía Yoshifumii, de la Universidad de Chiiba (cerca de Tokio), ha tenido una especial relevancia en el estudio de las bases fisiológicas y psicológicas de los efectos beneficiosos del bosque. Estos investigadores han medido la concentración en saliva de cortisol (un biomarcador del estrés) en individuos expuestos a un ambiente de bosque, resultando significativamente menor que en los individuos que habían permanecido en un ambiente urbano.
En realidad, el bosque no es el único lugar donde se puede realizar, sino cualquier lugar natural y abierto puede servir, como el río, que os comenté al principio. Hay muchas actividades que se pueden realizar en estos lugares mientras se pasea por ellos que pueden beneficiar a la persona. Es importante en todas ellas escuchar, estar relajado, respiración consciente, aceptar y reconocer la presencia propia y dejar que los sentidos sientan y disfruten de lo que hay a su alrededor.
- Conectar con la naturaleza: Dejarse llevar y dedicarse solo a sentir y observar.
- Estar en el momento presente: No permitir que la mente nos envuelva con pensamientos varios, y aunque solo sea por esos instantes, olvidarse de todo y de todos.
- Dedicarle tiempo: el baño de bosque no es cosa de una única vez y desarrollar una relación significativa con la naturaleza lleva tiempo.
- Si pudiera ser Dejarse guiar por un guía cualificado: El baño de bosque se aprende mejor con un guía cualificado.
- Pasear no lo es todo: el paseo es importante, pero hay otras rutinas que ayudan a profundizar en la relación con la naturaleza. Algunas de ellas son sentarse o comunicarse con otras especies.
Autor: J. Nieto
Fotos: J. Nieto y Ferran
Preciosa entrada para comenzar bien el año. Me apunto el concepto de baño de bosque, muchas veces es más eso lo que persigo en mis salidas al río que únicamente andar molestando a las truchas.
Os deseo unos buenos baños de bosque para este año.
Un saludo,
Pablo
Que algunos de esos baños los podamos hacer juntos Pablo. Nos vemos pronto